Aprender a programar desde cero debería ser el reto más complicado de las mujeres en el sector tech.
¿La realidad? Se enfrentan a un reto mucho más complejo: La brecha de género en el sector tech. Ya hablamos en un articulo anterior de la problemática de forma general. Ahora y en este artículo quiero hablar de una forma muy sencilla de los factores clave de la brecha de género y cómo estos influyen en las mujeres desde que empiezan a aprender a programar desde cero y toman la decisión de estudiar programación hasta que entran en el mundo profesional y se topan con la cruda realidad.
Estereotipos de género.
Los roles de género dictan como deben actuar y ser las mujeres. Me refiero a esa mochila de presuposiciones masculinas y femeninas.
Los estereotipos se empiezan a asimilar y a integrar en nuestra conciencia a edades muy tempranas. Nos educamos y socializamos en un contexto donde la mayoría los asume como válidos.
Según un estudio realizado por Science, muchos niños asimilan la idea de que la brillantez es una cualidad masculina a una edad temprana. Y este estereotipo comienza a dar forma a los intereses de los niños tan pronto como se adquiere y, por lo tanto, es probable que reduzca la gama de carreras que contemplarán algún día.
Las posibilidades de que una mujer con talento para la programación acabe intentando aprender a programar desde cero se reducen.
Existen muchos mitos en el mundo de la programación. Desde “el rosa es de niñas” hasta, “estudiar programación es para los chicos”.
Falta de referentes
En España solo el 11% de los programadores son mujeres, algo que de base ya implica una falta de referentes.
Las que lo son y las que han sido relevantes en la historia de la programación no son tan conocidas, no se habla de ellas en el colegio, ni en los medios.
Cuando una mujer en cualquier etapa de su vida se plantea aprender a programar o estudiar programación, en su imaginario no aparece una programadora referente. No le viene a la mente, por ejemplo, Grace Hopper, creadora del primer lenguaje de programación.
En los libros de texto solo el 8% son científicas o tecnólogas mujeres.
Techo de cristal
En el sector tech español menos del 12% son directivas mujeres. ¿Quiere decir esto que las mujeres se deciden menos por aprender a programar? Desde luego influye también este problema. La ausencia de información que reciben las mujeres sobre carreras STEM, provoca que solo el 13% de estudiantes de estas sean mujeres.
Pero va más allá, existe un techo de cristal, una limitación al ascenso laboral de las mujeres. Es de cristal porque estas barreras sociales, económicas y culturales pueden en ocasiones pasar desapercibidas e implantarse de una forma sutil en la sociedad.
Convivimos con una falta de conciliación, flexibilidad, políticas de diversidad y de educación inclusiva que impide que el techo se rompa.
Las mujeres quieren aprender a programar y crecer profesionalmente.
Se necesitan más mujeres que quieran aprender a programar.
El sector tech está pidiéndolo.
Las oportunidades laborales que se le plantean a una persona cuando decide estudiar programación son muchísimas. Las mujeres deben entrar ya en este sector y romper con la brecha de género.
Las aulas de los bootcamps de desarrollo web y móvil deben llenarse de mujeres. El sector educativo tiene una gran responsabilidad social y puede influir con sus políticas de diversidad.
Estudiar programación no es cosa de hombres, el women´s talent está ahí y hay que impulsarlo
Centrarse en aprender a programar desde cero debería ser la principal preocupación de las mujeres que empiezan a estudiar programación y no el techo de cristal.